viernes, enero 20, 2006

Los desafíos de la "gordis"


Coincido plenamente en que el gran desafío de Bachelet y de toda esta sociedad es que ella pueda gobernar bien, a pesar de todos sus aliados que ya están afilando sus dientes y garras para tratar de agarrar algo del gobierno de la "gordis".
Sin embargo, creo que, a pesar de que somos una sociedad machista, las mujeres y hombres que votamos por ella (fue el mismo porcentaje) ya cambiamos el switch y tenemos esperanza de que, sin violencia, las cosas vayan siendo mejores, sobretodo para el futuro y en términos de una verdadera convivencia sana y participativa de todos los sectores. Estos nuevos bríos no responden al éxito económico de la Concertación, sino más bien al recuerdo y a la reposición de lo que Jung llamaría el “inconsciente colectivo” de esta sociedad que a fines de los 60 contaba con mujeres que participaban en casi todas las esferas del poder; tomaban la píldora, iban a la universidad y mantenían afectivamente unidas a sus familias.
Pero estos bríos de participación y de identificación son anteriores a la Revolución de las Flores, vienen engendrados desde los mismos mitos fundacionales de la nación chilena: la primera española que llegó a Chile, amante del Conquistador Pedro de Valdivia, defendió a su hombre y a su gente degollando a varios caciques indígenas; la mapuche Fresia le tiró su hijo recién nacido a los pies a Lautaro, el mayor estratega mapuche, por considerarlo débil al haberse dejado capturar; la criolla Javiera Carrera escondió de los ejércitos realistas a 120 hombres en su hacienda en plena guerra de Independencia; sin las cantineras (mujeres que llevaban las cantimploras con agua) y enfermeras como la sargento Candelaria, las tropas chilenas no habrían ganado la Guerra del Pacífico, etc., etc.; llegando a los mitos más actuales, pero no más sufridos que Santa Teresa de los Andes y la beata Laura Vicuña, pasando por la Mistral, una maestra de escuela mirada en menos que ganó el Nobel de Literatura, la Violeta Parra y su Gracias a la Vida antes de suicidarse; y todas aquellas mujeres que hoy son jefas de hogar y sostienen económicamente a más del 30 por ciento de las familias de este país.
Con la elección de Michelle Bachelet sólo se ha hecho justicia y se ha vuelto al punto de partida en donde quedaron los sueños, las habilidades y la participación de las mujeres en este país, truncados por la dictadura. Por eso, ella es tan cercana a la gente: representa el orden, la calidez, el juicio de callar y actuar cuando corresponde, la fuerza de una leona defendiendo lo suyo, sin importar siguiera su pensamiento político. Ella nos hace recordar a la gran mujer que se supone que hay detrás de todo gran hombre, en el caso de este país, de cada uno de nuestros padres, hermanos e hijos. Ella nos recuerda que, como dice mi madre: hay que ser “digna, siempre digna”. Por eso, hubo un descomunal silencio del público agolpado en la calle cuando ella dio su primer discurso, recordaba el ambiente después del plebiscito del 88 cuando, pese al miedo y a la autorrepresión, existía el deseo y la posibilidad de una sociedad mejor. Michelle, al decir “estoy contigo” nos proporcionó alegría y la ilusión de un cambio social.
Ayer, Soledad Alvear, al anunciar su candidatura a la presidencia de la Democracia Cristiana no hizo nada más que darle un espaldarazo a Bachelet, ya que así podrá desbancar a sus más solapados adversarios y envidiosos, reivindicando de paso que el sostén de esta sociedad somos las mujeres.Si Bachelet se mantiene firme en lo que ha dicho, “hace bien las tareas”, recibirá el apoyo de todas sus congéneres en distintos ámbitos, desde área técnica de parte de sus colaboradoras hasta el área de las oraciones y las bendiciones, creo que tendrá éxito. Como dice la presidenta electa: “palabra de mujer”.
Colaboración de Isabel Yévenes

1 Comments:

Blogger Cony said...

Me encantó la posibilidad de tener corresponsales, además mujeres hablando de mujeres que conducirán el país!!!nuestro país!!! es genial!!!!! vamos que se puede.

1:52 p. m.  

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