Ensamblaje...
Era una tarde fria, como muchas en Santiago, y hace más de un mes que no se daba la ocasión precisa para encauzar las intenciones...estudio, divagación, decisiones, opciones presurosas habían hecho que la hora y el lugar fueran imprecisos y lejanos.
Pero hoy no era esa la situación, estaba el lugar y la hora podía acomodarse.
La condición era sólo aprontarse a la presencia alrededor de botellas de vino bueno y barato (lema del mercado vinícola chileno en plena ebullición) y una variada gama de entremeses dulces y salados que podrían hacer de telón de fondo a una velada de encuentros y declaraciones de principios.
Y alli estaban, adecuándose a una nueva rutina que les obligaba a no estar tan cerca como antes, pero que 5 años hacian valer la búsqueda de nuevas instancias.
Al principio fué el dilatar la tensión semanal, pero la primera botella se encargaría de poner las cosas en orden, ya luego el cabernet y el ensamblaje(libre de hongos made in France) provocarían el volver a encontarse con opiniones divergentes que le pusieron más temperatura al ambiente, que no venía nada de mal ante lo inclemente del clima del exterior...para que al final se pasara a la ternura, las lágrimas y las insolencias, sobretodo esto último mmmm...salud!!
En fín...no sé si era el vino o el ansia de confluir en espacios que ya son comunes,pero no necesitaron mas que un pequeño rato para llegar a la empatía, el escuchar y reir...tanto que hasta se tupian al querer acotar, de tal forma que más de una vez un silencio significaba dejar fluir el pensamiento del otro.
Y así, mientras las copas se volvían a llenar, también lo hacía el ambiente de complicidad, cualquier ritmo de respiración, risa o lágrima daba para brindar por la necesidad de ese espacio vital que tanto habian esperado que se reprodugiese... ese en que la diferencia marcó la necesidad del otro.
Entendiendo que muchas veces que el querer del otro se hace evidente en esos gestos de amor desde la realidad de cada cual... por ello lenguas teñidas, arrugas,o cabellos en proceso de decoloración eran detalles nimios ante la compañía.
Es así que el ultimo brindis se ofrece esta noche por ellas, por cada una, por la combinación perfecta, por la entega inmediata, por la insolencia y por la inquietud permanente.
Un salud por el calor, la sensación y la premura.
Besos y pócimas.
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